SOBRE MÍ

Experimento la creación como una necesidad de recordar todo lo que me emociona, me hace temblar, desear vivir o morir

Al principio aprendí a mirar y oír, más tarde a ver y escuchar, a vigilar y velar. De ese modo entendí que los objetos, que trascienden a las personas, se podían configurar y perpetuar.


Aprendí que la belleza permanece en las formas, sometida por las sombras y va más allá del significado inmediato. Puedo afirmar que tan bello es un insecto como una Madonna, su traducción simbólica me permitió jugar con mensajes ocultos que se volvían crípticos para quién los observaba. También encontré la belleza en el escalofrío y en la risa.

Finalmente descubrí mi cuerpo, sus temblores, sus deseos y sufrimientos. Comprendí que el Universo de la MUJER , al que pertenezco, es rico y emocionante pero que también se encuentra atado al pasado. Un pasado que nos hace estar, en muchos aspectos, sometidas y despreciadas. Entonces, elegí maderas con aromas llenos de vida y texturas cercanas a la piel para decididamente pintar con forma de grito y temblor, de compartir y denunciar los abusos y desprecios.

Contrariamente a lo que podría pensarse, mi proceso no es doloroso. Cuando pinto, dibujo o escribo, las musas danzan entre música traducida en imágenes y tonalidades sensoriales.